Hace un par de días, estaba navegando por internet con el fin de encontrar algunas investigaciones sobre la donación de espermatozoides y óvulos. Para mi sorpresa, me encontré con un artículo muy interesante que me hizo reflexionar mucho sobre el futuro de la reproducción asistida y las adopciones. El artículo titulado Adopción de embriones: bondades y dilemas de un camino a la paternidad, publicado por Entremujeres.com, relata la historia de algunas familias que al no poder procrear de manera natural, y ni tampoco poder proveer de un óvulo o espermatozoide propios para la inseminación in vitro, recurrieron a la “adopción” de embriones congelados, los cuales fueron obtenidos de dos formas:
1.- Donación de una pareja anónima que se sometió con anterioridad a un método de reproducción asistida, donde al no necesitar más los embriones en reserva, dicha pareja tomó la decisión de donarlos. Un ejemplo común de esta situación es cuando una pareja aporta sus gametos para un proceso in vitro, y consiguen de dicho proceso ocho embriones de buena calidad. Posteriormente, esta pareja junto a su doctor, toman la decisión de sólo usar a tres embriones para inseminar a la madre biológica o subrogada, dejando a los otros cinco en “reserva”. Esto con la intención de que si algunos de los tres no llegara a gestarse, se tienen cinco más de reserva para usarlos en un ciclo posterior. Sin embargo, sucede que de los tres, dos resultaron en éxito (gemelos) y ya no es necesario el uso de los otros cinco embriones en reserva. Por lo tanto, a los padres les quedan cuatro alternativas sobre qué hacer con los embriones:
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