El donador ideal dependerá mucho de tus preferencias como futura madre, ya que es posible que desees encontrar rasgos físicos determinados en el donante para que tu futuro hijo/a pueda heredarlos; como por ejemplo, la complexión física, el color de ojos, el color de cabello, el tipo de cabello o el color de piel. O de igual manera, características más implicadas con la manera de ser de el donante, como la personalidad, los talentos y las habilidades que el donante puedan poseer. No obstante, es de suma importancia que no olvides que la información hereditaria proviene en un 50% de ambos padres, por lo que no debes esperar tampoco que tu hijo/a nazca con todas las características de el donador, ya que tú también como madre aportas el otro 50% de carga genética para tu hijo/a. En consecuencia, es muy probable que tu hijo/a herede pocos o ninguna característica del donador. Por ello, intenta que las decisiones concernientes a los rasgos físicos no sean la principal razón para elegir a tu donador.
Te recomendamos enfocarte en dos temas más importantes que los rasgos físicos: el primero es el posible contacto del donante con tu hijo/a, debes de tener en cuenta que el donante puede llegar a desear información o alguna reunión muy superficial con tu hijo/a en un futuro, o tal vez ningún tipo de contacto. No obstante, cualquiera que fuese el caso, debes de saber que tu donante ideal, es aquel que comparte tu misma idea de contacto para con tu hijo/a. En otras palabras, en ningún momento es recomendable elegir a un donante que desea un contacto con tu hijo/a en su niñez o adolescencia, cuando tú como madre o padre lo que deseas es un total anonimato de su parte, así como para ti y tu hijo/a. Esta situación, podría ocasionar problemas muy severos a largo plazo entre el donante y tú. Por lo que siempre busca que tanto tu donante como tú, compartan la misma idea de contacto que desean para el menor. El segundo tema en tomar en cuenta, es la salud de el donante, ésta intervendrá en la salud de tu futuro bebé y posiblemente en la tuya también (si eres la futura madre), por lo que debes asegurarte que el donante sea una persona saludable en todos los sentidos y no portador directo de alguna enfermedad que pudiese afectar al futuro bebé.
1.- El contacto del donante con tu hijo/a
Es muy posible que como futura madre puedas pensar que los/las donantes tienen la obligación de fungir para ti en todo momento, además de estar ellos siempre de acuerdo en cómo y cuando realizar la donación. No obstante, la realidad es distinta, los donantes también son personas que piensan y sienten y, suele suceder, que son muy cuidadosos también en decidir a quien le donan, pues de una u otra manera desean que su “descendencia” se desarrolle con una madre adecuados. Por lo tanto, pide su opinión y entabla una relación cordial con él. Esto ayudará mucho a que el donador tenga una buena apertura contigo.
Una vez lograda dicha apertura, descubrirás su personalidad y encontrarás que existen diferentes tipos de donadores; desde los que quieran confidencialidad total, sin desear pactar un futuro contacto contigo o con el menor, hasta los donadores que deseen tener algún contacto o información superficial sobre ti y el menor procreado. Este contacto con los menores, puede ser desde una fotografía en cada cumpleaños o hasta el hecho de fungir un rol como amigo de la familia, sin develar la identidad del donante al menor y por ende no intervenir en la vida de tu hijo/a directamente con un rol de padre. Pero, de igual forma hay casos donde el donante desea optar por una opción “combinada” entre anonimato y apertura, por lo que el donante puede preferir total confidencialidad hasta que el menor cumpla 18 años y, después, si el joven desea saber del paradero de su donante, aceptar el donante dicho contacto, siempre y cuando el/la joven sea consciente de que el/la donante nunca suplirá el rol de padre para él/ella.
Hasta este punto, como madre en busca de un donador pensarás que el hecho de que tu donador tenga información de tu hijo/a o que tu hijo/a tenga un posible contacto con el donador, sería lo último que querrías en la vida, pues temes de posibles problemas legales de paternidad con el donante, así como intervención de el donante en la crianza de tu hijo/a y/o simplemente porque no tienes pensado decirle a tu hijo/a que fue concebido por medio de un donante (esto sólo funcionaría si eres un matrimonio heterosexual). No obstante, es una cuestión que aún siendo un matrimonio heterosexual, deberías de pensar detenidamente, pues en algún momento de la vida tu hijo/hija llegará a descubrir o a preguntar sobre sus raíces y, el simple hecho de conocer a su donador, podría ser suficiente para que esa necesidad de identidad se solventara. Y de este modo, tu hijo/a seguir su vida de manera normal, sin necesariamente el donante llegue a formar parte de su vida. De lo contrario, tu hijo/a podría vivir en una búsqueda eterna por encontrar a su donante, a quien idolatrará por el resto de su vida sin poder encontrarlo nunca, ya que el donante habrá quedado en total anonimato.
En Estados Unidos, un gran porcentaje de familias que lograron tener hijos por medio de un donador anónimo, años después se han visto en la necesidad de buscar al donante, al igual que el paradero de los medio hermanos de sus hijos. Esto con la intención de ayudarles a sus hijos a cubrir sus necesidades de identidad biológica. Sin embargo, el camino no les es nada fácil, pues las clínicas de fertilidad no revelan la identidad de los donantes y ni tampoco la de otras familias que hayan sido receptoras con la misma muestra de donador que sus hijos.
En conclusión, te recomendamos dejar muy claro que antes de que realices la inseminación con tu donante, pacten ambos en primera instancia la relación que tendrá el donante con tu hijo/hija en un futuro, pues esta decisión será determinante en tu vida y la vida de tu hijo/a, por lo que te pedimos le dediques el tiempo necesario para tomar la mejor decisión posible junto con el donante.
2.- Historial clínico
El historial clínico de tu donante es otro de los temas importantes que debes de tomar en cuenta, pues el historial clínico nos da un panorama amplio de la salud actual del donante y las posibles enfermedades que podría heredar a tu futuro bebé.
En primera instancia, debes tomar en cuenta que tu donador siempre debe someterse a exámenes de enfermedades de transmisión sexual como lo son los examenes de VIH, VDRL o Reagina Plasmática Rápida, Hepatitis B y C, etc antes de realizar cualquier intento de concepción de un bebé. El donante debe hacerse estos exámenes de manera periódica (cada 6 meses) si es que dona con frecuencia. En especial, si es una persona con una vida sexual activa, ya que en enfermedades venéreas como el VIH, hay que esperar un tiempo denominado “ventana” que dura al menos tres meses (seis meses de espera es lo recomendable) después de la última relación sexual. De este modo, el examen de VIH puede ser considerado efectivo. Esto se debe a que los exámenes de VIH se basan en las reacciones que el cuerpo tiene contra el virus del VIH y, para que esto sea detectado, es necesario esperar un tiempo que es el denominado “ventana”. De lo contrario, el examen del VIH puede no ser efectivo.
Asimismo, es importante saber si el donador es portador o padece de alguna enfermedad hereditaria que pudiese transmitir a tu futuro bebé. Para ello, sería ideal que el donante se hiciera exámenes de sangre que pudiesen informar de posibles irregularidades en sus niveles de glucosa, triglicéridos, colesterol, etc, Esto ayuda a sospechar de diabetes, problemas hepáticos y renales, etc en el donante. Para ello, un examen de Química de seis elementos o un examen de Biometría hemática, podrían ser estudios estándar ideal para poder encontrar sospechas de estas enfermedades.
En el caso que hubiera alguna enfermedad considerada hereditaria o congénita en el donador, te recomendamos analizar bien la situación, pues son dos conceptos y situaciones totalmente distintas. En el caso de las enfermedades hereditarias, son aquellas que se transmiten de generación en generación de padres a hijos como la hemofilia o el daltonismo. En el caso de las congénitas, son las adquiridas desde el momento del nacimiento, justo mientras se desarrolla el embarazo; ejemplo de ello son el defecto de escápula elevada o el sindrome del ácido valpórico fetal. Sin embargo, las enfermedades hereditarias y congénitas dependen de muchos factores para presentarse y se deben a ambos padres, no sólo al donador, pues tú como futura madre o padre puedes ser portador de algún defecto o enfermedad sin que necesariamente lo sepas, ya que no presentas ninguna enfermedad. La misma situación sucede con el donante; hay ocasiones en que el donante o tú pueden ser sólo portadores de un posible defecto genético y nunca manifestarlo, pero sí pasarla a su descendencia, pero de igual manera tampoco manifestarla tu hijo/a, esto debido a que ciertos defectos y enfermedades sólo pueden aparecer cuando hay varios factores que lo permiten, como la alimentación y el estilo de vida de la persona, que desencadenarían en conjunto un efecto domino en el cuerpo y por ende, la enfermedad.
La mejor manera de investigar una enfermedad hereditaria, es investigando y analizando el árbol genealógico de la familia tuya y de tu donante (sobrinos, primos, tíos, abuelos, bisabuelos, etc) y ver si realmente se ha presentado alguna enfermedad de manera frecuente en sus líneas ascendentes o descendentes familiares. De esta forma, determinarán con más facilidad las probabilidades de heredar una enfermedad al futuro bebé.
a) Cuestinario al donante
A continuación, te anexamos una lista de preguntas base que debes de hacer a tu donante sobre su salud.
1.- Enfermedades hereditarias
- ¿Padeces de alguna enfermedad crónica o hereditaria?
- ¿En tu familia hay alguna tendencia hacia algún tipo de enfermedad (cáncer, hipertensión, diabetes, etc)?
- ¿Qué miembros y cuales generaciónes de tu familia padecen estas enfermedades?
3.- Vida sexual
- ¿Cuándo fue tu última relación sexual?
- ¿Eres activo sexualmente? ¿Cada cuánto tienes relaciones?
- ¿Has padecido de alguna enfermedad sexual?
- ¿Estás dispuesto a realizarte análisis clínicos de enfermedades de transmisión sexual?
4.- Estilo de vida
- ¿Fumas o bebes alcohol? ¿Cada cuanto tiempo?
- ¿Haces ejercicio? ¿Cada cuanto?
Si en algún momento, tienes alguna otra pregunta que consideres importante agregar, no tengas en lo absoluto miedo en preguntarle a tu posible donador. Seguramente, él estará abierto/a responderte. Recuerda que estás eligiendo a la persona que te ayudará a procrear a tu hijo/a, el pequeño que te acompañará gran parte de tu vida y de ti depende que él cuente con una buena salud para desarrollarse.